Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://brianusrl903598.look4blog.com/76343206/qué-motivó-el-gesto-de-zidane-en-2006